Contra (todas) las dictaduras.

No va a ser por mi silencio por lo que las mentes más retorcidas asocien cualquier análisis frío con las pretensiones totalitarias de nadie. El análisis racional es posible pero no justifica el liberticidio. De igual manera comparar las dictaduras de derechas y de izquierdas es un despropósito. No hay defensa posible. Lo relevante es el recurso a la coacción estatal por parte de ambas facciones. Desde mi punto de vista: ni dictadura con opulencia, ni dictadura con libertades civiles.

Me resulta un poco extraño tener que escribir estas palabras rechazando las dictaduras. Me resulta aún más extraño dirigir estas palabras, no solo a cualquiera que pase por aquí y quiera leerlas, sino especialmente a quienes se consideran libertarios o liberales clásicos.

Antes que nada quiero dejar claro que no escribo contra nadie. Ni contra Axel Kaiser, que ya se ha explicado suficientemente, ni contra Mario Vargas Llosa, a quien observo a cierta distancia con bastante escepticismo, ni contra Gabriel Zanotti o Helio Beltrao, que han opinado acerca de cuestiones puntuales como el ataque a Axel o el sesgo de los medios a favor de las dictaduras de izquierdas, y con quienes coincido, básicamente. Mis palabras hablan de ideas, no de personas.

Me he decidido a escribir, más allá de la entrada en Facebook  del día de ayer (la añado más abajo), porque he leído ya en varios comentarios a mi entrada y a otras entradas, que las dictaduras son la solución a las tiranías. Que es como decir que si te duele la cabeza y te das un martillazo en la pierna, se te pasa el dolor de cabeza.

Entiendo la desesperación de quien vive en una dictadura, y aún más la de quienes viven en una narco tiranía como la venezolana, donde Maduro ha vendido literalmente el país al narco internacional. Es asqueroso que se llame a ese régimen criminal «democracia». Pero, de hecho, así se hace, y en eso se escudan los prebostes de otros países para no tener que tomar medidas. Pero eso no justifica la defensa de la dictadura como solución. Y no es el tema de debate plantear soluciones para Venezuela o Cuba. Estaré encantada de hacerlo pero no aquí y ahora.

Comparar la maldad es siempre terrible. ¿Prefieres que asesinen a tus dos hijos o solamente a uno, y a cuál? La racionalidad dice que a uno, y tal vez, que es preferible que asesinen al que vaya a aportar menos al bienestar de la galaxia, o que deben asesinar aquel con una probabilidad de enfermar mayor y con una esperanza de vida menor. El análisis racional es posible pero no justifica el asesinato. Nada justifica el asesinato. De igual manera comparar las dictaduras de derechas y de izquierdas es un despropósito. Es como comparar grupos terroristas islámicos con grupos terroristas cristianos. Por favor, los fanáticos no empiecen con la cantinela de «¡¡no hay terrorismo cristiano!!» y cosas de esas, estoy comparando categorías, y sí hay o ha habido, por desgracia, grupos terroristas cristianos. Asesinar y aterrorizar a la población, que es lo que hacen los grupos terroristas, en nombre de una fe y un Dios, es una salvajada. El análisis frío de las consecuencias y los resultados, que insisto que es posible y  tal vez para algunos fructífero, no justifica tal atrocidad.

Los liberales de derechas pueden tener cosas en común con las dictaduras de Pinochet o Franco, en la misma medida que una persona que defiende el derecho de secesión tiene en común con la ETA (grupo terrorista vasco), es decir: los fines. Pero no los medios, y el cómo hacemos las cosas también nos define como seres humanos. La ética de la libertad es opuesta a cualquier dictadura y, por supuesto, cualquier tiranía.

Por otro lado,  no me parece que la diferencia derecha e izquierda cuadre como tipología del régimen dictatorial. ¿Son de derechas o de izquierdas las dictaduras de tantos países del África subsahariana?¿Y la de Irán? ¿Es el respeto a la propiedad privada de la empresa lo que define si un régimen es dictatorial? ¿Y también a la libre actividad, libertad de movimientos, de prensa? La dicotomía derecha/izquierda «vende» muy bien pero no sirve para analizar este tema. El apoyo a medidas liberales en lo económico de unos es similar a la libertad en los demás temas de los otros. Lo relevante es el recurso a la coacción estatal por parte de ambas facciones. Desde mi punto de vista, las soluciones parciales no funcionan. O yo no me resigno a ellas: ni dictadura con opulencia, ni dictadura con libertades civiles.

Si consideramos el grado de aniquilación de las libertades podemos llegar a debatir si es mejor una dictadura que una democracia. Y aquí, como le decía a Pablo Lato, habría que preguntarse de qué democracia hablamos. Es muy recomendable leer a Bruno Leoni y a Hayek cuando describen qué son las instituciones evolutivas y el verdadero significado de «the rule of law» como un proceso de ajuste espontaneo de abajo a arriba, no como un status que una vez adquirido es suficiente y podemos dedicarnos a cualquier otra cosa. Hay que vigilar las instituciones, mantenerlas limpias, cuidar los incentivos a la corrupción estatal, empresarial y civil. Los seres humanos somos susceptibles de corrompernos. Por eso hay que plantearse qué hace cada cual en su micro mundo, además de hablar de ideas, qué ejemplo damos, cómo hacemos las cosas, qué codazos en los riñones damos al de al lado por pura vanagloria. En definitiva, cuáles son mis valores personales más profundos y si son una lista que se recita o una luz que me ilumina y que es visible a los demás por mis acciones. Si no lo hacemos, llegamos a Maduro. Porque hay que recordar que antes de maduro fue Chávez. Y antes de Chávez había una democracia corrupta. Hubo un tiempo en que sí se podía hacer algo. Y no se hizo.

Hay una razón extra para que me decida a insistir en este tema. A Ludwig von Mises le salieron muy caras sus palabras acerca del fascismo y de algún personaje nazi (ver este artículo), aunque dejara clarísimo que no le gustaban ninguno de los dos regímenes, que eran violentos y liberticidas (ver este otro artículo), que se fue de Austria por la amenaza del nazismo, etc. No ha logrado quitarse la etiqueta. Cada vez que se habla de él en determinados entornos intelectuales, le pintan de pro-nazi, al bueno de Mises.

Me niego a que las ideas libertarias se puedan confundir con ninguna dictadura. No voy a dejar de esclarecer la diferencia entre una cosa y otra. No va a ser por mi silencio por lo que las mentes más retorcidas asocien cualquier análisis frío con las pretensiones totalitarias de nadie. Y sé que Axel, Mario, Gabriel y Helio están conmigo en este esfuerzo (sin haber hablado con ellos). La libertad y la moral no se imponen. No debe haber grietas que dejen pasar las ideas contrarias a la libertad.

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