La maldición de la triple M: el Mando Medio Mediocre
Pocas cosas tan ciertas como la maldición de la Triple M. No importa el ámbito del que se trate, un Mando Medio Mediocre arruina cualquier emprendimiento. Los peores son aquellos que proclaman nobles ideales y la envidia, o su propio complejo, les mueven en sentido opuesto y frenan a todo aquel que brilla.
Pocas cosas tan ciertas, querido Ricardo, como la maldición de la Triple M. No importa el ámbito del que se trate, un Mando Medio Mediocre arruina cualquier emprendimiento.
Puede que el Alto Mando sea incompetente o incluso inmoral, si los jefes de los estadios medios son buenos, los trabajadores y los clientes pueden sacar adelante casi milagrosamente la aventura. Basta con que se limiten a cobrar sus beneficios sin entrometerse. Puede ser, también, que los que ocupan la base sean escuetos en esfuerzo o que los usuarios sean poco participativos. Uno buen mando medio puede inspirar a sus subordinados y convencer a la clientela.
Lo ideal, es decir, lo inexistente, es que todo sea perfecto, los implicados sean ángeles y que la mediocridad sea un mal erradicado. Pero si miramos por la ventana, la realidad habla por sí sola. La política, la universidad, la medicina, el periodismo están infectados.
El caso es que después de hablar por teléfono contigo, querido Ricardo, me he quedado pensando en la importancia de este Cretino Relevante en el mundo de las ideas. También de las libertarias. El orden espontáneo de Hayek falla. Y es porque alguien mantiene en su puesto a esos MMM que impiden que emerjan soluciones imaginativas y propuestas innovadoras. En el camino que une al empresario dispuesto a financiar un buen proyecto que promueve la libertad y el diseñador de ese proyecto hay un MMM que se arruga, o que duda, o que es lento, o cuyo criterio carece de grandeza de miras.
En España, pero no solamente en España, también en el mundo latino, hay mucho MMM que, además, tiene un ego del tamaño de una catedral. Una persona con talento y valía con sobredosis de ego tiene un pase, al menos aprendes a su lado. Pero si es cretino y egocéntrico, su presencia se convierte en una tortura. Por si las moscas es conveniente, aclaro que es un mal unisex, y no distingue edades. Hay Cretinas Relevantes que copian tuits y trepan como enredaderas, hay Cretinos Relevantes catedráticos o directores de periódicos que peinan canas.
Pero de todos los MMM, los peores son aquellos que pretenden ser lo opuesto y simulan tener grandes metas, que se atragantan con grandes palabras, proclaman nobles ideales y altas miras y su pequeñez interior, a menudo la envidia, o su propio complejo, les mueven en sentido opuesto y frenan a todo aquel que brilla. Me encantaría, en este momento, decir alguna frase como «no puedes tapar la luz del sol con una mano diminuta», pero la verdad es que lo hacen. Y así seguimos, riéndonos cada vez que alguien nos recuerda que los libertarios cabemos en un coche, o que no tenemos representatividad en la sociedad, en vez de tratar de erradicar la mediocridad, de sacar de ahí a los Mandos Medios Mediocres y dejar que fluya el talento. Y que brille el sol.