La estafa del estímulo estatal
Una de las profesiones que más me atraían cuando estudiaba bachillerato era Psiquiatría. Me faltaron dos décimas en el examen de Selectividad para ingresar en Medicina. Pero, además de esa circunstancia que marcó mi profesión, hubo otra razón que me llevó a desechar la Psiquiatría del abanico de opciones: estaba segura de que me iba... View Article
Una de las profesiones que más me atraían cuando estudiaba bachillerato era Psiquiatría. Me faltaron dos décimas en el examen de Selectividad para ingresar en Medicina. Pero, además de esa circunstancia que marcó mi profesión, hubo otra razón que me llevó a desechar la Psiquiatría del abanico de opciones: estaba segura de que me iba a desesperar y a deprimir encontrarme con enfermedades mentales recalcitrantes, irresolubles.
Ahora de economista, reconozco la frustración que siento cuando compruebo que eso «casos reclacitrantes e irresolubles» no son exclusivos de algunas patologías de la mente, en la ciencia económica tenemos para parar trenes.
Uno de ellos es la ignorancia, muchas veces adrede, de lo que los economistas conocemos como la Ley de Say. Básicamente, el economista francés del siglo XIX Jean Baptiste Say rechazaba la posibilidad de que se diera una sobreproducción general en la economía. Si hay exceso de oferta, bajarán los precios. Pero su contemporáneo inglés, Thomas R. Malthus, su principal oponente en este tema, creía que sí podría darse una insuficiencia de la demanda de manera que solamente un estímulo externo podría solucionar el problema.
La relevancia del debate se debe a otro economista, seguramente mucho más conocido que Jean Baptiste Say y Thomas R. Malthus: se trata de John Maynard Keynes. Basándose en el argumento de la insuficiencia de demanda y como refutación a la «Ley de Say» Keynes consideró que en épocas de recesión el gobierno debía intervenir estimulando la demanda, inyectando dinero para estimular el consumo. De ahí en adelante, la historia es conocida. Las recetas keynesianas han fracasado una vez tras otra. Y sin embargo, aquí estamos, con la recesión encima y con muchos economistas asegurando que lo que hay que hacer es estimular la demanda, el consumo, inyectar dinero…
¿Cuál es la razón? Claramente, vende mucho más pedir ayuda a un pequeño dios estatal que se haga cargo de nosotros que predicar que el sistema de precios ha de funcionar libremente para que la factura que nos pasen las crisis y recesiones sea menor. Pero yendo más allá ¿por qué el Estado no puede estimular la economía? Pues porque, a menos que posea los medios de producción, no puede producir, generar rentas de la producción, «crear demanda». Porque, como dijo Say «la producción abre mercados». Son los oferentes, las empresas quienes sí pueden hacerlo. Por eso hay que favorecer el ahorro que desemboque en inversión, que genere medios de pago, puestos de trabajo, rendimientos del capital… ¡lucro! (Al infierno me voy por nombrarlo).
La necesidad del Estado de perpetuarse y de los gobiernos de controlar una mayor porción de la vida de los ciudadanos explica la perversión keynesiana de la economía. Como decían en una discusión deTwitter: Keynes le dijo a los gestores de las políticas lo que querían oir. Vamos, que abrió la caja de Pandora. No le hizo falta desbarrar más de lo necesario. Con dejar la puerta entreabierta fue suficiente. Por eso es tan popular incluso entre gente de bien, como Pepe García Domínguez.
26 comentarios
[…] El presente artículo fue escrito por María Blanco, Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad CEU-San Pablo. Fue publicado originalmente en su blog personal. […]
¿La razón por la que el Keynesianismo sigua vigente es porque «vende más» pedir ayuda al estado? Me quedo patidifuso con el uso de la expresión «vende más» en boca de una liberal en este contexto. Amiga Godiva (excelentes chocolates) cuan contradictorio que estés en contra de lo que «vende más».
Por supuesto el keynesianismo no sigue vigente por vender más, ya que el debate no es un mercado. Está vigente porque históricamente ha resuelto todas las situaciones del pasado como la presente y porque sus razonamientos son de una lógica aplastante. Es decir su vigencia es racional y empírica. Justo lo contrario que le ocurre a la ley de Say que ha sido desmentida infinidad de veces con razones y con hechos.
Por otro lado es curioso que en esta última contestación se pregunte vd. «¿quien asigna la responsabilidad y quien adivina los gustos, necesidades y deseos de los individuos?» cuando en el propio artículo dice que es la oferta, la producción, la que la que abre los mercados. ¿En qué quedamos? ¿hemos de dejar que sea la demanda la que dicte que se ha de producir o que sea la oferta? Yo tampoco estudié psiquiatría pero tengo entendido que si este tipo de contradicciones se dan mucho puede subyacer alguna patología psiquiátrica.
Con todo el respeto, deberías abandonar los prejuicios libremercado y poner en duda algunas afirmaciones tales como que los estímulos siempre han fracasado. Pero claro, poner en duda es lo que hacen los científicos. Si te mueves por prejucios siempre encontrarás escritos que reafirmen tu postura. Hay muchas referencias. Una es ésta: http://elsa.berkeley.edu/~cromer/Written%20Version%20of%20Effects%20of%20Fiscal%20Policy.pdf Si no surge la duda, tienes un problema.
Pongo en duda el Universo cada día que amanezco. Muchas gracias por la información. Y para que conste, no digo que siempre hayan fracasado los estímulos sino que hay muchos casos en la historia que nos llevan a pensar que las consecuencias tan nefastas de las veces que fallan debería hacernos replantear dónde ponemos incentivos, quién asigna la responsabilidad, y quién adivina gustos, necesidades y deseos de los individuos.
Un saludo, Luis.
El ahorro es la casa que se adquiere con el crédito hipotecario y cuya revalorización se espera por esa absurda convención de que la vivienda nunca baja.
Una mera ilusión monetaria.
No sé si esto es friedmanita y me importa un pito lo que sea. Es.
Ya no hay dinero que se atesora en espera de invertirlo en un momento posterior, tal y como ocurría cuando nuestras abuelitas compraron su casa. En aquél entonces, aparte de que estaba mal visto endeudarse no había más crédito hipotecario que el que daban las cajas de ahorros con intereses de dos dígitos.
Eso pasó a la historia y así se ha ido decretando en estos años.
Ahora, invertir es apalancarse.
No se pospone un gasto, sino que se afronta una deuda
Y la política monetaria está para facilitarlo
Nunca he dicho que la burbuja sea culpa del estado, he descrito un proceso, no he distribuído culpas.
No estoy juzgando al Estado ni a los demás agentes económicos, ni me interesa lo más mínimo sus grados de culpabilidad.
El sistema es así, funciona así y hay que entenderlo en su conjunto.
Menos me interesa aún llorar sobre las ruinas de posibles sistemas ideales cuya realización resolvería nuestros problemas. Los experimentos en casa y con gaseosa.
El ser humano es imperfecto y no puede crear sistemas que no lo sean a su vez. Además también es bastante incoherente en sus tomas de decisiones y la economía, que es resultado siempre de esas decisiones necesariamente ha de reflejar las contradicciones generadas por perseguir fines incompatibles.
El Estado refleja como pocas cosas esas permanentes contradicciones y nuestra pereza a la hora de afrontarlas.
Pero eso no nos debe disculpar para evaluar las políticas públicas por referencia a sus costos y resultados ni para discernir en la actividad estatal diversos grados de eficacia, ni tampoco para verificar si las renuncias a la eficacia distributiva del mercado se traducen o no en una mayor equidad real del estado.
El ahorro es la casa que cuando es en propiedad no ha de pagarse una renta a un casero para habitarla. Esto no es una ilusión es una realidad: si la casa no es tuya tienes que pagar un alquiler por ella. El no pagar un alquiler es una realidad monetaria. Ahora que si me cuentas que igual te mueres antes de disfrutar de tus ahorros pues tienes razón: igual te mueres antes de disfrutar de tus ahorros, sean estos un fajo de billetes o un título de propiedad.
PS: Sé clemente conmigo, jamas de los jamases he oido a nadie con dos dedos de frente decir que «la vivienda nunca baja». Lo he oido infinidad de veces a gente criticando ese decir pero ninguno me ha podido indicar quien ha dicho tal cosa con algún fundamento. En cualquier caso da lo mismo que baje o que no, lo importante es que habitar una vivienda es un gasto que un propietario no tiene, esa sí es una verdad universal.
http://www.guardian.co.uk/money/2012/jun/18/home-ownership-cheaper-renting-study
http://www.guardian.co.uk/society/2012/jul/05/tenants-spend-twice-accommodation-homeowners-survey
Nada más lejos de mi ánimo ni mas ajeno a mis convicciones que la práctica de la «inclemencia» que por lo demás y según extendida convención siempre parece que es consustancial al tiempo atmosférico (en particular cuando desagrada o perturba el llevar a cabo lo que se pretendía)
Cuente siempre por tanto con mi indulgencia y discreción amigo Felipe
A lo que interesa:
Creo que estamos en la obligación de diferenciar 2 aspectos:
El ahorro de tener una casa en propiedad frente al coste de su alquiler y la expectativa de ganancia por la venta de la vivienda de que somos titulares registrales (con nuestro acreedor el banco o como propietarios exclusivos).
Hoy por hoy, prácticamente nadie compra una vivienda sin endeudarse con el banco que es el gran casero universal, por lo que de hecho el propietario de una vivienda asume un costo equivalente en todo a un alquiler que satisface al banco en forma de cuotas periódicas de un crédito/préstamo en vez de una renta a un arrendador.
En este sentido, en una situación de no burbuja, o incluso de depresión como la actual en que no se espera una fácil ni rápida revalorización de la vivienda dado el volumen de su stock, la prudencia aconseja comparar los costes de ambas opciones antes de decidir y obrar en consecuencia.
Ahora bien, a mi entender, en situaciones de burbuja, dónde la posibilidad de ganancia futura por la venta de la vivienda se ve tan próxima como cierta, ocurre que según se va amortizando la deuda con el banco se contribuye además a acrecentar la ilusión de que cada cuota satisfecha no sólo nos libera del pago de una deuda financiera, sino que nos acerca la ganancia que esperamos por la venta del inmueble. Si se nos permite la metáfora, esos pagos casi se asimilan con aportaciones periódicas y voluntarias a una hucha virtual en que depositásemos nuestro ahorro con vistas a acrecentar en el futuro el rendimiento esperado al realizar la famosa revalorización de la vivienda mediante su venta.
Guiados de ese pensamiento casi mágico, el costo soportado para adquirir la vivienda deja de compararse con el costo de alquilar una vivienda similar, y si bien irremediablemente se computará en su día el costo financiero (pendiente y satisfecho) para ajustar la ganancia esperada con la venta de la vivienda, con frecuencia se despreciará mientras tanto el coste de oportunidad de prescindir de la cantidad destinada la financiación de la vivienda con relación a otros usos eventualmente más rentables de ese dinero, pues no en balde se está destinando a la actividad que se percibe por la generalidad como más rentable sin que haya ninguna necesidad lógica a priori de desconfiar de tan elemental percepción que es a mi juicio un poderoso motor de las decisiones en esos tiempos de turbulencias.
Pcbcarp… no te equivoques… Ni he pretendido ofenderte ni presumo de conocimiento, a lo sumo he dicho que eres un poco rollo porque si no quieres debatir…. Pero dicho esto a modo de chascarrillo. Tampoco hay que ser tan susceptible.
Y simplemente que cuando se hacen afirmaciones han de estar basadas en hechos reales. La ley de Aznar no liberalizó el suelo. Es más, una vez comprobado que ya te lo advirtió gente entendida en la materia de lo que iba a pasar lo primero que tendrías que aceptar es que eso es así. No se liberalizó sino que se puso en manos de los políticos el decidir, gracias a sobornos y mordidas varias, qué se urbanizaba y qué no se urbanizaba. Una verdadera liberalización habría dado al propietario la potestad de decidir urbanizar, conforme a las normas impuestas por el Estado y las específicas de cada Ayuntamiento, y apechugar con el riesgo de vender y no vender.
El Estado de hecho…. no existe. El Estado es una institución creada por el ser humano para gestionar lo común pero que en realidad es usado por quienes ocupan el poder para buscar su beneficio. Como en cualquier otra actividad humana, con la diferencia fundamental de que tiene el dominio de la ley, de su creación legislativa, y del monopolio de la violencia. De esta manera es un instrumento muy potente para lograr grandes beneficios. Y se usa.
Los Bancos, si fueran negocios sometidos al mercado como una simple mercería o una empresa automovilística cualquiera, si están mal gestionados quiebran. Pero a los bancos no se les deja. No sólo eso, los bancos, a cambio de que se les ofrezcan colchones importantes para asumir riesgos innecesarios, están …. más o menos explícitamente obligados a comprar deuda del Estado, obteniendo financiación para así crear la ficción de que todo funciona. Los bancos compran al Estado sus deudas y el Estado les permite asumir riesgos innecesarios porque tienen el colchón del Estado. Ese es el sistema.
Sin que te molestes… Una pregunta más. Si los bancos son o deberían ser sólo, un negocio por el que captan ahorro de los ciudadanos por el que pagan un determinado interés a unos determinados plazos, para prestárselo a otros clientes a un determinado interés…. más alto, a unos determinados plazos… que deberían más o menos casar con sus pasivos… ¿cómo es posible que hayan prestado más dinero del que tenían depositado en sus cuentas por los ahorradores si no fuera porque se podían financiar en el Banco Central, prestamista conocido como de última instancia, y que puede crear dinero de la nada como ahora mismo está haciendo?
Los bancos ganan si prestan dinero, no si captan dinero. Y se lo prestan en aquellas actividades que pueden generar más beneficios. El que el aumento del crédito inflado por el BCE, la Reserva Federal, el BoE y el BoJ se dedicaran a dar crédito barato, recuerda los tipos de interés que han gastado todos ellos con el fin de “estimular la economía”, se haya fijado en España en la construcción, junto con lo antes mencionado del fin de la limitación de la duración de las hipotecas…. no es más que una consecuencia. No sé si lo sabrás, pero en España hubo otras burbujas…. desde los cruceros a crédito, la burbuja de los Porche Cayenne y demás coches de alta gama y hasta la burbuja del jamón de pata negra….
Pcbcarp…. el coche funciona siempre. Eso es lo que no queréis entender algunos. La economía tiene sus leyes y si abaratas la moneda tienes burbujas y cuando estallan tienes crisis de caballo. Eso ha sido así desde los tiempos del Padre Juan de Mariana que ya lo estudió y lo analizó en el siglo XVI.
La culpa de todo esto no es del Mercado, sino de querer manipular el mercado por parte del poder, sobre todo usando el poder del Estado..
Bastiat… No, si al final va a resultar que estamos de acuerdo en lo esencial. Llego a la conclusión de que nuestra discusión ha sido básicamente por cuestiones de terminología. Dejémoslo así. La diferencia fundamental es que yo creo que «el Estado» interviene mal, pero debe intervenir de alguna forma. Aunque, el hecho es que casi siempre lo hace mal, creo que si no existiera ninguna intervención, la cosa podría ir aún peor. Si se hubiera liberalizado el suelo, en el sentido total y absoluto que tú dices… no sé qué habría quedado de España, palabra.
En resumen: «Supongamos que el coche no funciona…»
El problema es que lo que tienes delante no es un coche. Es un sistema dinámico. Y resulta que sí funciona. No se puede comprender un sistema dinámico mirándolo con mentalidad de mecánico del automóvil.
Y, como siempre, obviando el problema fundamental (la intervención de partida): el sistema monetario-bancario.
Aclaración: la expresión «lo que tienes delante» puede prestarse a equívoco. Se refiere al coche como metáfora de la economía, no al desastre intervencionista que desgraciadamente tenemos delante, detrás y por los flancos.
Pcbcarp… No sé si estaremos o no de acuerdo en mucho, la verdad es que me gustaría saber en cuantas cosas estamos de acuerdo y debatir sobre lo que no. Y sobre lo que no es sobre la idea que tienes sobre que si se liberalizara el suelo tal y como digo… España no sabrías dónde estaría.
Mira. El mercado es, como muy bien afirma Jubal (podemos estar más de acuerdo que en contra….) dinámico, y la famosa ley de la Oferta y la Demanda tiene sus cosas… pero como no contestaste a mi primer comentario tengo mis dudas de que lo entiendas. Si aumenta de manera excesiva la oferta se desincentiva la nueva urbanización de tierras por que el precio caería. Eso que a los compradores, sobre todo a los necesitados de viviendas baratas, sería muy bueno, para los promotores sería la ruina, por tanto dudo que en un mercado del suelo verdaderamente libre se llegara a urbanizar hasta el desierto de los Monegros.
¡Ay!, que se me olvidaba: «una burbuja crediticia que fue a parar mayormente a la vivienda, bien que los españoles percibimos como especialmente seguro?» ¿Por qué los españoles percibían la vivienda como esencialmente segura? ¿Debido a la peculiar idiosincrasia de los españoles? o tendría algo que ver la incesante propaganda y la presión social -por parte de tus amigos, tus padres y tus vecinos- que llevó a este delirio que ahora estamos pagando?
Pcbcarp… ¿pero el coche funciona o no?
A ver, si el coche no funciona… (lo primero ¿qué coche?) ¿Por qué cambiar la ley hipotecaria? ¿Qué se obtiene con ello? ¿Contentar a los bancos? Buena observación. Y eso lo hacen los políticos… No el mercado.
Pero con todo ello, no tiene nada de malo liberalizar los plazos hipotecarios. Lo malo no es eso.
Sigamos.
Los ayuntamientos y las recalificaciones. Hablas de la liberación del suelo de Aznar, ya te niego la mayor. Es más si de verdad de hubiera liberalizado el suelo eso hubiera significado, como ya te dije, un aumento de la oferta. Lo cual lleva aparejado un descenso de los precios…. ¿SI? ¿NO?
Hablas de la corrupción de los partidos políticos…. ¡como si aquí se les defendiera! Por su puesto….. Aquí estamos contra el poder excesivo de los partidos políticos, de los políticos en general… Del mismo Estado.
Quienes apoyen mas estado…. que se lo recriminen. A ver cómo lo solucionan. Je.
Y por último y hablando de lo último. O sea que sólo a los españoles se les bombardea con la idea de que la vivienda es muy segura y no el percibir que el pagar todos los meses un alquiler sin tener derecho a nada con el paso del tiempo…. es… fruto de la propaganda y la presión de amigos, padres y vecinos. O sea…. que el español es tonto del culo. (Con perdón, doña mary… que por cierto, no creo que le afecte que le “okupemos” su blog porque así le damos vidilla)
Y por último…. eso no explica la burbuja inmobiliaria, crediticia, mas bien.
Lo explica la intervención de los estados en los precios del dinero a través de los bancos centrales. ¿Sí o no?
Joer, Bastiat, si yo no quiero discutir contigo, no te lo tomes así, sólo ver si llegamos a algo:
— Me parece entender que con la Ley del Suelo del 77 no hubo aumento de la oferta de suelo porque no bajaron los precios, ¿es así?
— No pretendo -¡líbreme Dios! que «aquí» se defienda a los políticos; sólo intento que la corrupción sea tomada en consideración como algo inherente al sistema y que por fuerza debe distorsionar la ley de la oferta y la demanda.
— Yo no he dicho que sólo a los españoles se les bombardee, etc. Pero esa idea de la inversión en vivienda como algo seguro es, a mi juicio, incompatible con hipotecas a 30 o 35 años y empleo «inestable.» En especial cuando la mayoría de las familias hipotecadas pagan mensualmente un sueldo y trata de vivir con el otro.
Pcbcarp…
Pues eres un rollo, tío. Si no quieres discutir conmigo…. ¿a qué vienes?
De todas formas como dices cosas a medias me gustaría que me las aclararas. Más que nada por ver si tú mismo las tienes claras.
La verdad es que desconozco lo que dice o logró la ley del suelo del 77. Tú hablaste de la de Aznar. Y la de Aznar, mutilada por el Constitucional a instancias de los socialistas y nacionalistas no produjo una verdadera liberalización del suelo, sino que lo dejó en manos, en poder, de los políticos regionales y, sobre todo, de los locales. ¿Corruptos? Por supuesto, eso es lo que logró una mala ley de liberalización del suelo. Entonces…. ¿se liberó o no se liberó el suelo? Yo te digo que no.
Te dije que el problema no son las hipotecas a 30, 35 o 40 años…. Ese no es el problema. Tener una hipoteca de 300 o 400 € al mes, en un entorno de estabilidad proporcionado por la buena gobernanza de los estados, no emitiendo deuda, no entrando en déficits, no usando al banco central para “estimular” la economía…. no es un problema. Es pagar una hipoteca a precios de alquiler. Y como consecuencia de ello, los alquitreles serían menores…
El problema es que se juntó una liberalización de las hipotecas, con el control del suelo por parte de los políticos y, sobre todo, con una expansión crediticia bestial gracias a los bancos centrales.
¿Cómo van a poder los bancos prestar dinero que no tienen gracias al ahorro de los ciudadanos si no se lo presta alguien distinto? Y ese alguien distinto es el Banco Central dominado por políticos.
No es culpa de los mercados. Es culpa de la intervención del Estado en la economía con el mecanismo más potente que tienen: la manipulación del precio del dinero por medio del Banco Central.
¿Lo entiendes?
Ley del 97, lo del 77 es un lapsus teclae. Recuerdo que en ese mismo año hice un curso sobre la aplicación de la entonces nueva Ley del Suelo en el Colegio de Registradores y uno de los ponentes (Registrador de la propiedad él mismo) profetizó, punto por punto, lo que iba a pasar, empezando por el uso de las recalificaciones para financiar partidos y ayuntamientos. Las «mutilaciones» de la Ley sirvieron, más que nada para dificultar, que no imposibilitar, la urbanización de entornos protegidos.
Observo que, aparte de estar muy pagado de tu sabiduría y padecer una falta de tacto inquietante con tus interlocutores, tienes una especie de fijación con el Estado, como si el Estado fuese algo más allá de los intereses que lo controlan. ¿Sólo el Banco central -el de España, supongo- prestaba dinero a los bancos para que dieran hipotecas? ¿Los bancos -españoles en nuestro caso- no deben dinero a nadie más que al Banco de España o al BCE? Mejor, ¿no lo debían a nadie más cuando estalló la burbuja?
¿El hecho de que el «Banco Central» preste dinero a los bancos implica necesariamente que los bancos se dediquen a conceder préstamos hipotecarios a cualquiera que se los pida, aún a sabiendas de que es muy probable que acaben por no poder devolverlos? Tu argumentación es extraña: el malvado Estado manipula a los pobres banqueros poniendo liquidez a su disposición y, entonces, ¿qué van a hacer los infelices sino hipotecas compulsivas?
¿Hipotecas de 300 o 400 €? ¿el precio de un alquiler? ¿Entorno de estabilidad proporcionado por la buena gobernanza? ¿Estados no emitiendo deuda? ¿No entrando en deficit? ¿no usando al banco central para estimular la economía? Señor mío, Vd. me está diciendo «Supongamos que el coche funciona.»
Antonio, por lo que yo sé, la principal intervención del Estado en la creación de la burbuja inmobiliaria, estímulos fiscales aparte, fue la Ley del suelo de Aznar, que precisamente liberó suelo «construible» a punta pala. Por lo demás, el principal motivo del aumento de precio de los inmuebles fue la santa voluntad de los promotores, que fueron incrementando dicho precio según se fueron dando cuenta de que la gente estaba dispuesta a pagar lo que fuera por una casa que valía una cuarta parte. El único sobrecoste de origen «público» venía dado por la corrupción de los ayuntamientos. Si a eso le añadimos la disponibilidad de los bancos a dar préstamos hipotecarios a todo el que los pedía, la pirámide estaba servida; porque lo único que era evidente (para quien quisiera verlo) es que era mera cuestión de tiempo que la burbuja se pinchara (o la pirámide se derrumbara) en el momento en que los precios llegaran a tal nivel que ya no quedara gente capaz de pagarlos. Talmente como AFINSA, pero a lo bestia.
Pcbcarp… entiendo que digas algunas cosas como las que dices cuando no tienes claro qué es la oferta qué es la demanda, cuestiones básicas para entender la ley de la oferta y la demanda.
Si la Ley esa de Aznar, echada para atrás por el Constitucional en sus puntos clave por las comunidades regidas por el PSOE y los nacionalistas liberó suelo, eso tendría que haber significado un aumento de la oferta, con lo cual ante un exceso de oferta los precios han de bajar.
Deberías pues hacerte la siguiente pregunta ¿porqué no bajaron los precios?
Dices que los precios no bajaron porque los ciudadanos estaban dispuestos a pagar lo que fuera y por ello los empresarios los subieron para hacerse con unas pingües ganancias…. Pero…y seguimos haciéndonos preguntas, ¿cómo pagaban más los ciudadanos ante una oferta creciente de casas? No tiene lógica, no se adapta a la Ley de la Oferta y la Demanda.
Seguimos con las preguntas…. ¿por qué?
Tenemos constancia de que hubo un aumento de la oferta de suelo, según tu mismo dices. Un oferta que en la realidad estaba dirigida por los concejales de urbanismo que recalificaban suelo a su parecer, los de uno y de otro lado, y tenemos empresarios que se juntaban con estos concejales para recalificar ese suelo debido a que los ciudadanos, sin saber cómo ni por qué tenían dinero suficiente para pagar esos precios más altos…. ¿se debía ese aumento de la capacidad adquisitiva de los ciudadanos al aumento del ahorro, a unos beneficios exorbitantes de las empresas que repartían sus enormes beneficios a manta sobre sus trabajadores o…. Y esta es la verdadera pregunta, debido a un cambio en la legislación sobre préstamos hipotecarios permitiendo hipotecas a más de quince años, como antes no se podía hacer, y los bancos disponían de crédito ilimitado por parte del Banco Central con el objetivo de engrasar una burbuja crediticia que fue a parar mayormente a la vivienda, bien que los españoles percibimos como especialmente seguro?
Si…. ya lo sé… son muchas preguntas.
¿Por qué no intentas responderlas?
Bastiat: Imagino que conocerás el famoso chiste del ingeniero, el químico, el físico y el economista (o el abogado, o el informático, según las versiones) que van en un coche y se estropea. Los primeros intentan explicar la avería científicamente, y, cuando le llega el turno al economista, comienza: «Bien, supongamos que el coche funciona…»
Tu explicación: lo primero, muy acertado el apunte sobre la legislación hipotecaria (joer, no se puede decir todo en un comentario y además, le okupamos el blog a Marigodiva). Pero, es que te basas en que el coche funciona. ¿por qué el gobierno y las cortes cambian la Ley hipotecaria? ¿Por su maldad intrínseca e intervencionista? Pues yo creo que, como el coche no funciona, lo hacen por contentar a los bancos, a las promotoras, para financiar sus partidos políticos, para dar la impresión a corto plazo de que España va Bien (la frase se la aplico también a Zapatero, por supuesto) y seguir en el machito.
En cuanto a las recalificaciones de los Ayuntamientos… pues eso, el coche tampoco funciona por más que las necesidades de financiación y la corrupción consiguiente, intenten engrasarle las bielas.
Con todo respeto y huyendo de tecnicismos. Para explicar una situación o un proceso, es necesario considerar todos los factores en presencia y las relaciones entre ellos. La corrupción sistémica en España es un factor a considerar, creo yo.
1.Sobre la ley del suelo de Aznar
Antes de afirmar mejor comprobar y verificar, no?
http://www.reurbanismo.com/2011/05/30/%C2%BFes-la-ley-de-suelo-nacional-de-1998-una-de-las-causas-de-la-actual-situacion-economica/
Me remito al contenido del enlace y me limito aquí a transcribir únicamente la conclusión :
.»…ante la pregunta de si la Ley de Suelo de 1998 creó un modelo de urbanismo en España especulativo que dio origen a la actual crisis económica, la respuesta no puede ser otra que la negativa»
Si se molesta alguien en leer entenderá que
a) En España no existe un «mercado nacional» del suelo disponible a su antojo por el gobierno nacional sino más bien 17 modelos autonómicos ya que las competencias en la materia no son estatales. Más aún las competencias autonómicas ni siquiera son exclusivas sino concurrentes con las municipales en la materia.
b)La reforma se limitó a incrementar en teoría el suelo urbanizable, lo que en modo alguno supone rebaja del precio, sino un eventual aumento del suelo urbanizado
c) Que el incremento teórico del suelo urbanizable se concretara en incremento real de suelo urbanizado, quedaba al albur de los distintos instrumentos públicos de intervención que la ley diseña y atribuye a la competencia de CCAA y ayuntamientos, que en última instancia son quienes deciden.
d) La experiencia acumulada indica que el modelo Aznar no fue seguido más que muy minoritariamente
2. Sobre tu afirmación acerca de que: «…. el principal motivo del aumento de precio de los inmuebles fue la santa voluntad de los promotores, que fueron incrementando dicho precio según se fueron dando cuenta de que la gente estaba dispuesta a pagar lo que fuera por una casa que valía una cuarta parte»
Debería reflexionar, creo. Porque la cosa ni por asomo fue así.
La gente no enloquece de manera súbita y sin un poderoso estímulo que lo explique no presenta tan alegre disposición a acometer ese desembolso, que recordemos es el más importante que una persona llevará a cabo en su ciclo vital. Y menos aún, va a estar dispuesta a soportar estoicamente las subidas unilaterales de precio de los promotores antes que plantearse renunciar a su vivienda.
¿Qué ocurrió pues?
Pues simplemente que gracias a la política monetaria del BCE, es decir por una decisión pública, el costo de tener dinero en el banco era mayor que el interés (negativo en términos reales que no nominales) a satisfacer por un crédito/préstamo hipotecario. Es decir, la intervención del banco central proporcionó a la gente ese potente estímulo para dirigir su ahorro a la adquisición de vivienda, al reducir el coste de su financiación.
Sin esa variable no es entendible la preponderancia en la elección. De no haberse dado, muy probablemente, las opciones a que dirigir el ahorro, deberían haberse diversificado entre distintas alternativas. Sin duda alguna la vivienda (por la presión de mamá y la abuelita) habría sido una opción mayoritaria, pero no preponderante (que es lo que se buscaba para estimular toda la economía, y mamá y la abuelita no podían hacer por sí mismas nunca, pero sí en unión del resto de mamás y abuelitas de España ávidas de convertir su más ansiado sueño de estabilidad en realidad, y de paso, colmar la frustración del síndrome de nido vacío)
En idéntico sentido de refuerzo operaba en España la desgravación fiscal por vivienda, que recordemos era de aplicación incluso sobre la cantidad de dinero destinada a una cuenta de ahorro vivienda, es decir, ni siquiera a una vivienda ya en ejecución.
A todo ello además se unía una revalorización constante de los inmuebles, (a la que no era ajena la idea del Banco de España en particular, de que las operaciones que tenían de colateral activos reales, prácticamente carecían de riesgo) con lo que la expectativa de ganancia era muy elevada, y la gente se endeudaba en no pocas ocasiones tan sólo para revender a su vez y realizar beneficios. Nos hemos hartado de ver comprar sobre plano en documento privado al momento de inicio de las obras con la intención de revender al final a un tercero a un precio superior realizando una lucrativa plusvalía, por cierto, no pocas veces en negro parcial o totalmente
El esquema de esta burbuja, si bien se analiza no deja de ser similar al que generan las hiperinflaciones y como en ese caso obedece a una intervención pública.
Bien es cierto que esa intervención no es ya tan burda como las meras impresiones discrecionales de billetes en la Alemania de los 30, y más bien se nos presenta como una intervención quirúrgica de precisión, muy circunscrita a un determinado mercado,en busca únicamente de unos efectos muy concretos que se pretenden
Una vez iniciado el proceso, el problema es que no es posible ya frenarlo de manera análoga y escapa al control de las autoridades. Sólo queda entonces, esperar que el mercado haga su trabajo, pinche la burbuja, cargue con la culpa, y a otra cosa, que será de nuevo en forma de estímulo. Y así vamos repitiendo el esquema año tras año mientras el cuerpo aguante y el personal no se amosque ni le dé por hurgar demasiado fuera de los 4 tópicos al uso con que alimentan su decepción.
Que de hecho la política pública consista en intervenciones de este u otros tipos, es hecho tan evidente que ha quedado de manifiesto en la discusión posterior. Yo nunca habría definido tan bien el estado como esa tan elocuente como acertada expresión tuya: el Estado no es nada más allá de los intereses que lo controlan
Lo que seguimos sin saber es lo que habría pasado de dejar el sector del suelo fuera de la competencia pública en manos exclusivamente privadas, pese a que hay quien afirma que el resultado habría sido intolerable y lo que seguimos sin querer entender es que la actividad del estado ha de medirse y pesarse, evaluarse en definitiva en función de la desviación de los objetivos que buscaba y los efectivamente conseguidos, a fin de que los ciudadanos al saber el costo real del mantenimiento del ogro filantrópico, puedan decidir sobre su dieta.
Pero nada, aquí mientras podamos decir que tenemos derechos sociales, da igual aunque no haya con qué pagarlos, por que lo in es creer que con decir que se tienen, existen.
Que sí… Que la culpa de todo es del Estado, que los promotores (y constructores) no se dedicaron a subir los precios sencillamente porque podían, y la gente que se endeudaba de por vida lo hacía de acuerdo con criterios altamente razonables e informados para rentabilizar sus ahorros ¿qué ahorros, Dios mío? De verdad, yo no sé dónde habéis estado metidos todos estos años. ¿En una facultad de Empresariales? Renuncio, palabra. Cualquiera que intente decir algo relacionado con la realidad, se arriesga a recibir un discurso miltonfriedmaniano en toda la frente y, caramba, yo ya no tengo edad.
A mi juicio, la situación que hoy presenta el mercado inmobiliario español, en el fondo no es más que el resultado de un gigantesco plan estímulo que alimentó artificialmente la oferta y la demanda con tal de engordar las grandes cifras de la economía nacional, con independencia de las necesidades reales de ese mercado, que pasaban por su imprescindible liberalización.
Ese plan de estímulo, a diferencia del actual no consistió en inyecciones de dinero, pues se concretó en una serie de medidas de intervención muy distintas protagonizadas por varios poderes públicos y dirigidas a unos destinatarios muy diversos.
Así, en el caso español, a las facilidades crediticias provocadas por la intervención del banco central europeo que durante años inundó de liquidez el sistema al reducir a tipos negativos el coste real del dinero, se unieron la rigidez de un mercado del suelo intervenido por las autoridades a través de los instrumentos de planificación urbanística que sólo buscan racionar un bien abundante para hacer subir artificialmente su precio.
Si se raciona el suelo, se reducen a índices negativos los costos de su financiación, y se establece una desgravación fiscal al efecto, los incentivos para dirigir la inversión nacional hacia la construcción y adquisición de inmuebles se perciben casi de inmediato por el conjunto de la población que renuncia a emprender otras actividades productivas.
Así, los distintos precios de ajuste entre oferta y demanda en el mercado inmobiliario, ni era índices fiables de las respectivas magnitudes, ni se pretendió en ningún momento que lo fueran, ya que no reflejaban otra cosa distinta a una voluntad deliberada de instalar unas percepciones falsas entre los agentes económicos.
Los balances de los bancos que reflejaban esa realidad inflacionaria en la contabilización de sus activos durante el auge, arrojarían una situación patrimonial insostenible que desvelaría la fragilidad extrema de estos agentes económicos de permitirse una interpretación estricta de los términos contables en este momento de recesión.
Todo ello, no es más que el resultado en última instancia del intento de jugar con los precios mediante intervenciones de carácter público que han distorsionado los mecanismos de mercado y que en vez de reconocer y paliar, se apresuran ahora los políticos a esconder para reclamar un nuevo plan de estímulo.
Pese a todo, y a juzgar por lo que leo, aún parece que hay quien quiere analizar el mercado inmobiliario español como si este en verdad existiera en condiciones de libre competencia y sin interferencias públicas, y no conformes con ello parten de esa errónea apreciación para postular como Keynes la derogación de la ley de Say por exceso de oferta. Pos fale. Consultaré con mi psquiatra,o en su defecto leeré al bueno de García Domínguez.
Si hay una insuficiencia de demanda…. ¿No querrá decir que hay un exceso de oferta?
Si los precios no bajan, lo mismo si, lo mismo es que los bancos no quieren bajar esos precios.
¿Imaginas por qué?
¿Podemos decir que lo que pasa en España con el mercado inmobiliario es un exceso de oferta? Entonces, ¿porqué no bajan los precios? Aunque es posible que no sea exceso de oferta, sino insuficiencia de demanda: ya no quedan suficientes compradores que puedan pagar esos precios. O, a lo mejor, se trata de los balances de los bancos, que tendrían que reducir el valor de sus activos y no quieren. Los balances de los bancos, ¿son oferta o demanda? Es que me lío.
Si los políticos reconocieran como verdadera la ley de Say se les acababa el chollo.