Todos en Las Nubes (las griegas)

Las Nubes a las que me refiero son las de Aristófanes, autor griego de comedias inigualables a las que retorno los veranos. En esta ocasión, plantea la dificultad que tiene un padre campesino para enseñar a su hijo a reconducir su vida, hasta ahora dedicada a las apuestas y al desenfreno. El pobre padre, en... View Article

Las Nubes a las que me refiero son las de Aristófanes, autor griego de comedias inigualables a las que retorno los veranos. En esta ocasión, plantea la dificultad que tiene un padre campesino para enseñar a su hijo a reconducir su vida, hasta ahora dedicada a las apuestas y al desenfreno.

El pobre padre, en principio ignorante, intenta llevarle al «Pensadero» de Sócrates y compañía, para que aprenda. A lo largo de la comedia tanto padre como hijo terminan en las manos de Sócrates y aprenden, cada cual a su manera, cosas diferentes.

Las Nubes son las diosas que inspiran a los sofistas, los dioses de siempre no existen:

“… son las Nubes celestiales, grandes diosas para los que están ociosos: ellas nos conceden el saber, la dialéctica, el entendimiento, el lenguaje prestigioso y verboso, el arte de impresionar y engatusar a los demás…”

Me llama la atención el momento en el que Fidípides, el hijo vago, jugador, que dilapida la fortuna del padre, se ve obligado a elegir entre el Argumento Justo y el Argumento Injusto. El primero es el tradicional, el que muestra que el esfuerzo es necesario para lograr tus objtivos. El segundo propone que todo vale, que no es necesario esforzarse y enseña cómo justificar cualquier cosa:

«Los filósofos me dicen injusto porque soy el primero que he descubierto la manera de contradecir las leyes y el derecho…».

El hijo termina por defender la necesidad de pegar a los padres y el padre prende fuego la cademia de Sócrates a quien mata, junto con sus asistentes.

Y aquí, de vuelta, las negociaciones presupuestarias, el conflicto con Marruecos, la represión a quie ha osado denunciar el estado del cuartel de Intxaurrondo… Sublime. Que tomen nota.

5 comentarios

  • Ovidio dice:

    Hola María. Gran autor este Aristófanes, que en la antigüedad hizo pasar hambre a los dioses impidiendo que el humo de las ofrendas les llegara y que actualmente se querella, como una avispa, contra un tal Marx por plagio.
    Un fuerte abrazo amiga.

  • Clandestino dice:

    Joer. Pues habernos mandado una postal, como se hacía de toda la vida hasta los antaños pasados, en lugar de implicarte en los problemas familiares del tal Fidípides y su padre, u otras horrendosas programaciones de la telebasura.

    No me extraña que te pillles estos calentones. Y menos mal que no te ha dado por engancharte a la Belén Esteban.

    ¡Qué desperdicio de vacaciones!

    Bienvenida a casa.

  • jorditauler dice:

    Un post genial. Cuantas cosas que no sabemos. Cuantas cosas que nunca se enseñan ni nunca se enseñarán en nuestros programas educativos.
    Ciertamente aprendí toda la genealogía de los reyes de la Corona de Aragón. No digo que no sea interesante. Pero cuantas cosas dejamos de lado ¡¡¡

  • A mí lo que me parece sublime es lo de ‘tedio veraniego’. Yo descubrí a Aristofanes hace cuatro años cuando la profesora de lengua me recomendo Lisístrata. Desde ese momento, todos los años vuelvo a él. Aparte de esto, encantada de volver a este blog a leer una reseña de un libro de griegos, benditos griegos..

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