Historia de la rubia y su jefe: El Ala Sur de la Moncloa.

En el vídeo del final traigo un fragmento de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Circula por Facebook, así que tal vez ya es conocido por muchos. Yo no vi este capítulo y me parece buenísimo. (Lo he conocido gracias a Raúl Abad). Pensando sobre la conversación de la rubia y su jefe, me... View Article

En el vídeo del final traigo un fragmento de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Circula por Facebook, así que tal vez ya es conocido por muchos. Yo no vi este capítulo y me parece buenísimo. (Lo he conocido gracias a Raúl Abad).

Pensando sobre la conversación de la rubia y su jefe, me planteaba si merecía un post, más que nada por lo obvio de la reclamación de la chica.

«¿Qué tiene de particular?», me dije.
«¿Te imaginas esa conversación en la Moncloa?», me respondí.
«¡Pues no!», exclamé rotunda.
«¿Y por qué no? ¿No es tan lógico?¿Somos estúpidos en este país?»
«No, no… no empieces con eso… la estupidez y la inteligencia están repartidas siguiendo pautas diferentes a las que te imaginas».
«Bien, supongamos que es cierto ¿entonces?».
«Pues no sé… pero no me imagino esa conversación en la Moncloa. Tal vez, en el bar de la esquina de la Moncloa…».

Y traté de imaginar a la rubia y su jefe en versión castiza, comentando el tema en el bar más cercano.
La rubia acaba apedreada por su jefe mientras la ministra Aído, con una bata de cola y una peineta como las de Martirio, pero con un puño y una estrella en lugar de un rascacielos, jalea, da palmas y se arranca finalmente por bulerías, que baila sobre el cuerpo de la rubia que yace en el bar. De la Vega, Soraya, y los demás miembros de gobierno y oposición se apresuran a dar ruedas de prensa renegando de semejante personaje, unos echan la culpa de todo a los otros y Pons, vestido de lagarterana grita: «¡Que le corten la cabeza!». Por un momento se hace el silencio, todos le miran, Mariano se le acerca y le dice en bajito, casi de manera imperceptible: «Ven, Ponsito, que te compro un traje de fallera…».

Los transeúntes que preguntan se marchan con convulsiones al oír el relato, otros vomitan directamente sobre la rubia, y los demás no pueden evitar gritarle «¡¡Egoísta!!», «¡¡Insolidaria!!», «¡¡Fascista!!», «¡¡Machista!!».. y así durante un tiempo, hasta formar un ruído atronador que impide que se perciba ni una palabra más.

El jefe, se aleja caminando hacia su despacho en la Moncloa y susurra: «¿Cómo pudo hacerme ESTO?», como en la canción de los Beatles «She’s living home«.

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