Manuel Marín: el hombre resignado, habla.
Ni a quien gobierna ni a la oposición les preocupa la debilidad de las instituciones. Oiga, qué alegría para estas fiestas. A tres meses de las elecciones y usted me viene con éstas. Nuestra democracia, más mayor de edad que nunca, más moderna que nunca, más europea que nunca, más de todo que nunca, y... View Article
Nos cuenta Manuel Marín cómo Zapatero le encargó la reforma del reglamento del Congreso y por seis veces no pudo ser. Explica las dos tácticas principales de cualquier autoridad que se precie (esto cualquiera que trabaje lo sabe) la de «no es el momento» y la de «han cambiado las circunstancias». Casi resulta tierno que este hombre, aburrido en su modo de hablar como pocos, se dé cuenta a estas alturas de su vida. Me hace pensar que aún estoy a tiempo de aprender yo también. La vida es una caja de sorpresas…
Se va con el dolor que le produjo la patada en las pelotas que le propinó Zapatero nombrando a su sucesor antes de que él se fuera. Y no se le mueve un pelo de la barba. Pero tiene la mirada triste. Como quien se hubiera equivocado de época al nacer. Conozco varios. Tienen la mirada triste. Probablemente tampoco le vaya bien como abanderado del medio ambiente. La gente olvida pronto. Puede optar por ligarse a una cantante, o a una pianista… eso da mucha popularidad a los políticos.
Escriba un libro, don Manuel. Es la última moda. Puede llamarse La Feria de las Vanidades.